El
origen de la palabra “COCTEL” (del inglés cocktail) es incierto, existen varias
teorías al respecto, sea cual sea el origen de la palabra, los combinados
existen desde la antigüedad. El primer coctel documentado data del siglo XVI y
algunas de las recetas clásicas se preparan desde hace mucho tiempo, como por
el ejemplo el Old Fashioned, un combinado de bourbon que apareció a finales del
siglo XVIII.
Apreciados por la alta sociedad
americana, los cocteles se servían antes de la cena en hogares y hoteles más
exclusivos hasta que durante la Primera Guerra Mundial pasaron de moda, desde
entonces su popularidad ha sido fluctuante.
Después de la guerra resulta irónico
que llegara entonces la Ley Seca norteamericana prohibiendo la fabricación,
venta, transporte, importación o exportación de cualquier tipo de licor. El
mundo del alcohol mutó a la clandestinidad y con frecuencia estas bebidas
alcohólicas ilegales tenían un sabor repugnante por lo que se optó por
disfrazar su sabor mediante zumos de frutas y bebidas carbonatadas.
La fiebre de cocteles cruzó
rápidamente el Atlántico y se extendió entre los mejores hoteles de Londres,
París y Montecarlo. El célebre bar Americano del exclusivo Hotel Savoy de
Londres o el Harry’s Bar de Nueva York se convirtieron en los lugares de
reunión de los personajes más famosos y glamurosos de la alta sociedad. No
resulta extraño el hecho de que algunos de los cocteles más prestigiosos fueron
inspirados en los íconos románticos y las estrellas de cine de la época recibieran
su nombre.
La Segunda Guerra Mundial puso fin a
tanta frivolidad y a los cocteles, aunque no cesó su consumo, dejaron de estar
de moda durante décadas hasta su ostentoso renacimiento en los años setenta.
Hoy la coctelería se ha convertido
en un accesorio imprescindible para cualquier bar de moda.
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